jueves, noviembre 09, 2006

Vengo de comer en un sitio con cierta pretensiones, en la zona pijo-comercial de Oviedo. Éramos tres. Uno pidió el menú, los otros dos, plato. Tardaron 40 minutos en traernos las croquetas de aperitivo, pero bueno, el tema del post no son los restaurantes lentos que te hacen llegar tarde a trabajar. Ni siquiera voy a quejarme de la servilleta de papel, blanca, sencilla, cutre, la barata.

No. El tema son los cubiertos. El tema es que el tipo, cuando te quita los platos del aperitivo, saca antes los cubiertos sucios que están encima y te los planta sin ningún cuidado encima del mantel.

Pero vamos a ver. ¿Dónde está el problema? Porque aquí hay algo que se me escapa y que quizá alguien que haya trabajado en un restaurante me lo puedo explicar. ¿Falta de cubertería?, ¿lavavajillas pequeño? Señores, un cubierto de acero inoxidable vale nada, aunque sea de diseño como éste. Y los tenedores y cuchillos son lo que menos ocupan en un fregaplatos.

Yo creo que es por joder. Por lo mismo que tienen huevos con arroz blanco y filete con patatas, pero no te pueden preparar un filete con arroz. Por lo mismo que en algunos sitios no ponen vasos de agua. Porque en este país, el que atiende en un bar o restaurante tiene que tocar un poco las narices para dejar claro que él no está al servicio de nadie, que te está haciendo un favor, que aquí somos todos iguales y que qué va a ser y qué qué tomamos. No te jode, usted tómese lo que quiera que yo aquí no vuelvo más.

Aunque así, a los dos días te quedas sin sitios donde ir, claro.

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