martes, noviembre 01, 2005

Entrevista en El País al alcalde de Venecia, que es filósofo. Última pregunta y respuesta:

P. Usted es un filósofo que mira con respeto a la ciencia y a la religión, aunque siempre ha dejado claro que no es creyente.
R. No soy creyente en sentido estricto, porque no creo en ese acto de fe que resuena en el evangelio o en el judaísmo o en el islam. Yo no puedo creer que el logo se haya hecho carne, que el crucifijo sea Dios, en eso no creo. Dicho esto, la figura que más detesto es la del ateo, el que vive como si no hubiera Dios. Y lo detesto porque creo que en este ejercicio mental yo no puedo dejar de pensar en lo último, en la cosa última, que el creyente, y nuestra tradición metafísica, filosófica, teológica ha llamado Dios. Es lo que decía Heidegger: 'Ateo es el que no piensa'. El que hace algo y punto, termina su tarea sin interrogarse sobre lo último. Pueden ser muy inteligentes, pero pensar es a fin de cuentas pensar en lo último.

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