lunes, diciembre 30, 2002

Pues no sé quién es. ¿Seré yo, maestro, seré yo? (si no te sabes ese chiste, ya te lo contaré). Hoy escribiré algo interesante. Hace un año que no voy al cine. De hecho, la última vez me costó 450 pelas. Ayer fui de nuevo y no sólo me encontré con la obligación de pagar (en éstas me veo por andar suelta sin collar, sin novio, ni bozal, ni seguro obligatorio), sino que además tuve que pagar 4,50 euros de ésos. El IPC ha subido 2,6 puntos en un mes, y lo que era sólo una moneda ha resultado ser el impuesto más gravoso que se conoce, y lo que es peor, los salarios no suben y los precios nunca han bajado. Conclusión: no es rentable tener novia; tener dos es prohibitivo, y más de eso es un suicidio. Para ahorrar hay que ser un moustro (preferiblemente misógino o monógamo todo lo más).
Lo que vi fue Mi gran boda griega, que es una comedia entretenida cuya utilidad marginal desde luego no llega a los 4,50 euros (9,00 si lleváis acompañante, recordad), y que cuenta la historia de una pareja de cultura muy dispar que viven una relación en la que las familias de ambos siempre tienen que meter las narices, lo cual es inevitable pero pone a prueba los sentimientos de ambos.

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