jueves, noviembre 17, 2005

Se acerca el 20-N, con todo lo que ello supone, 30 años después de la muerte de Franco. Y resulta que el mismo día se cumple el 60º aniversario del juicio de Nuremberg.

Total, que llevo unos días dándole vueltas al tema de enterrar nuestro pasado. Eso de que en España juzgamos a Pinochet y al que haga falta pero que nadie busque cadáveres en casa. Con quitar de noche a escondidas estatuas de Franco y limpiar de calles Fernández-Ladreda todas las ciudades del país, listo.

Y si os digo la verdad, no sé qué pensar. Seguramente para el éxito de la transición estuvo bien lo que hicieron, lo de apretar los dientes y callarse unos y otros. Pero yo tengo la sensación de que quizá la generación que hemos nacido en democracia nos hemos de exigir más y ser justos con nuestra historia. Y con la verdad.

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