Anteayer estaba yo en la redacción cuando veo a una de las chicas monas del grupo con una cruz negra en la frente. En un primer momento, llegué a pensar que se había manchado las manos de tinta y luego se había llevado la mano a la frente. A punto estaba de decirle algo cuando me di cuenta de que otros tres o cuatro tenían la misma cruz, lo que me llevó a sospechar que, o estaban de cachondeo –algo raro, muy raro, rarísimo, aquí en momentos de trabajo-, o era la forma en que los católicos aquí celebran Ash Wednesday: con corcho quemado en vez de un poco de ceniza que se te cae casi al momento.
La religión en Estados Unidos en muchos casos trasciende el ámbito privado y se muestra en lo social sin ningún pudor. Quizá no sea ningún problema, incluso lo correcto, mientras no se mezcla con el ámbito público, es decir, con la política. Que aquí ya es mucho decir.
En México, me comentan, también se lleva la marca todo el miércoles puesta. A ver si la excepción vamos a ser nosotros, otra vez, y no lo sabíamos.
sábado, febrero 12, 2005
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