martes, junio 22, 2004
Hoy me entretenía pensando que no me gustaría estar en el pellejo del seleccionador nacional, ni tampoco en el de la novia de Fran Perea, sobre todo para no tener que escuchar letras como "tan sólo soy pelusa que en tu ombligo se acomoda" (el romanticismo no está de moda, eso está claro, pero estos ripios me harían llorar de frustración si yo fuese musa inspiradora de alguno de ellos), ni en el de la de Maldini (menos estos días)... aunque quizá de no haber sido yo misma me habría gustado ser estadounidense (o de no poder ser, al menos, totalmente imbécil) para no tener que plantearme, entre otras cosas, que los inmigrantes e incluso, los hombres en general, pueden mentir acerca de sus malas intenciones (sobre todo si son capaces de tenerlas). Finalmente, una noticia me ha apartado de todas mis improductivas cavilaciones. Me voy de Galicia, me trasladan, es definitivo. Y no soy capaz de explicaros por qué, pero os lo cuento con un nudo en la garganta...
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