jueves, octubre 30, 2003

¿Hasta qué punto lo que prometen los políticos en campaña electoral debería ser entendido como un contrato verbal? Un contrato verbal con los electores, claro. La cosa es como sigue: Él/ella nos piden nuestro voto -- si se lo damos prometen bajar los impuestos -- se lo damos porque él/ella ha dicho que si eso hacíamos bajaría los impuestos -- él/ella gana gracias a nuestro voto -- él/ella sube los impuestos. Conclusión: él/ella mienten. Lo que no entiendo es que seamos capaces (y aquí me incluyo, of course) de mover cielo y tierra para reclamar los 25 mensajes que Vodafone (por coger uno) nos prometió si nos comprábamos su móvil, y no hagamos algo cuando llega él/la alcalde/sa de turno y sube los impuestos que dijo que iba a bajar. Pero es que el ser humano es tan irracional... (nota: cualquier parecido con la ficción es pura realidad).

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