viernes, agosto 22, 2003

Acabo de escribir un extensísimo artículo para Moustros que, no sé por qué razón, una vez acabado no me ha sido permitido publicar, tal vez la revolución de las máquinas, the computer time, todo eso, tal vez mi incompetencia supina... Resultado final: me desaparecieron las palabras, nunca más las vi, no sé donde andan, buena suerte chicas... El caso es que os quería contar cosas sobre la telebasura, los programas del corazón, la mierda de programación que tenemos, la pereza que da encender el aparato... Todo ello salpicado con guiños a Cortazar, Groucho Marx, Doctor en Alaska, toda la banda... La parte positiva de mi carta llegaba al final. Decía que hay un día a la semana en que amo la tele, la quiero mucho, muchísimo, el Jueves. Ese oasis en medio del desierto. A eso de las diez dejo todo lo que estoy haciendo, me sitúo frente al aparato, tomo el power (léase mando a distancia), presiono el 4 (seguro que todos tenemos el Plus en el 4) y allí está, no necesito más: NOCHE DE SERIES. Por delante hora y media de ininterrumpidas carcajadas y tele de calida. Los culpables: FRIENDS, FRASIER Y SEXO EN NUEVA YORK. No me acuerdo cómo acababa la carta, pero seguro que no como esta. Lo siento, otro día más y mejor.

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