Este fin de semana elegí Roma como destino. No tenía elección. El billete me costó 5, 60 €. Me senté en la butaca y comenzó el viaje... Allí me encontré con mi Adolfo, Juan Diego y el cascarrabias de Pepe. Lo pasamos de cine. Lloramos, reímos, leímos, recordamos, cogimos, enterramos, añoramos, amamos, bebimos, protestamos, escribimos, nos revelamos, y cuando no pudimos más, empezamos de nuevo. Nos hacíamos acompañar por un buen puñado de porteñas y por una linda rubia (esa era la mía). Fue genial, intenso y breve, como casi siempre. Y el jazz de fondo y el río y su susurro... Una vez más, mi sitio, mi lugar común, mi lugar en el mundo. Roma.
lunes, octubre 04, 2004
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