martes, mayo 07, 2002

Leí la carta de Carletto y me alegro de que al final en Francia se haya evitado un desastre, pero, amigo Carletto, el mal sigue en la conciencia colectiva, que nos la tiene jurada a todos desde siempre. Lo que ellos querrían es cavar una zanja a lo largo de los Pirineos, unir el Mediterráneo con el Cantábrico y echarnos lejos de una patada. España a la deriva en el Atlántico, junto a Portugal y Andorra. Pero está el Atlántico como para navegar por él... Lo de remar nos vendría bien a todos, sobre todo a la afición futbolera en pie de guerra estos días por el exceso de testosterona. Igual es Chayanne con su exaltación de la masculinidad mal entendida el causante de todo esto. En cualquier caso, lo de que España se convierta en una isla móvil es una contingencia que la familia real viene preparando hace años (y explicaría la total dedicación del heredero de la Corona a las regatas), y que además, nos permitiría remar hacia Corea para ver los mundiales in situ.
Nos hemos salvado, pero por ahora. Puede que algún día tengamos que viajar a Alemania a base de Red Bull...

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