lunes, diciembre 20, 2004

FAMILIA CAPRICHOSA. El pequeño Brooklyn, fruto del matrimonio de David Beckham y Victoria Adams, disfrutará estas navidades de una versión mini del popular todoterreno Hummer, por el que sus padres han pagado unos 33.000 euros. Fue su madre quien, de compras en los almacenes londinenses Harrods, vio el Hummer y pensó que era el regalo ideal para su hijo de cinco años, según ha publicado 'The Sun'. "Es el mismo modelo que tiene su padre, y a Brooklyn le encanta imitar al futbolista", dicen los más cercanos. Ya saben, a padres caprichosos, niños más caprichosos todavía. (REUTERS)

Y vosotros, ¿qué le pedis a los reyes magos?

domingo, diciembre 19, 2004

En esta ciudad semi-gringa de Monterrey me acaba de llegar la fenomenal noticia de que Ander Izaguirre ha ganado el III Certamen del Libro Deportivo de Marca. Plomo en los bolsillos relata las historias que convirtieron el Tour en lo que hoy es. Ya estoy impaciente porque se publique.

martes, diciembre 14, 2004

ELLA Y EL

El interpreta el papel masculino. Ella interpreta el papel femenino. El interpreta el papel masculino porque ella interpreta el papel femenino. Ella interpreta el papel femenino porque él interpreta el papel masculino. El interpreta el tipo de hombre que ella cree que el tipo de mujer que ella interpreta tendría que admirar. Ella interpreta el tipo de mujer que él cree que el tipo de hombre que él interpreta tendría que desear. Si él no interpretara un papel masculino, podría perfectamente ser más femenino que ella – excepto cuando ella hace un papel muy femenino. Si ella no interpretara un papel femenino, podría perfectamente ser más masculina que él – excepto cuando él hace un papel muy masculino. Así que él interpreta con más tenacidad. Y ella interpreta… con más suavidad. El quiere asegurarse de que ella nunca podrá ser más masculina que él. Ella quiere asegurarse de que él nunca podrá ser más femenino que ella. Por lo tanto él trata de destruir la feminidad que hay en sí mismo. Por lo tanto ella trata de destruir la masculinidad que hay en si misma. Se supone que ella lo admira por la masculinidad que él tiene, y que ella teme en si misma. Se supone que él la desea por la feminidad que ella tiene, y que él desprecia en si mismo. El la desea por la feminidad que ella muestra, que es su misma feminidad de él, pero que él nunca se siente autorizado a mostrar. Ella lo admira por la masculinidad que él muestra, que es su misma masculinidad de ella, pero que ella nunca se siente autorizada a mostrar. Como la feminidad que él posee sólo puede amarla en ella, envidia la feminidad de ella. Como la masculinidad que ella posee sólo puede amarla en él, envidia la masculinidad de él.

La envidia envenena el amor que ellos sentían.

El, codiciando la inalcanzable feminidad de ella, decide castigarla. Ella, codiciando la inalcanzable masculinidad de él, decide castigarlo. El calumnia la feminidad de ella - que se supone que él desea y que en realidad envidia – y se vuelve más agresivamente masculino. Ella finge disgusto ante la masculinidad de él – que se supone que ella desea y que en realidad envidia – y se vuelve quisquillosamente femenina. El se va convirtiendo menos y menos en lo que quería ser. Pero ahora él es más hombre que nunca, y ella más mujer que nunca. La feminidad de ella, cada vez más dependiente e indolente, se vuelve repudiable. La masculinidad de él, cada vez más opresiva y dominante, se vuelve intolerable. Al final ella aborrece eso en lo que se ha convertido la masculinidad de él, a lo cual ella ha contribuido. Al final él aborrece eso en lo que se ha convertido la feminidad de ella, a lo cual él ha contribuido.

Hasta aquí todo muy simétrico. Pero nos hemos dejado una cosa.

El mundo pertenece a eso en lo que se ha convertido la masculinidad de él.

La recompensa por eso en lo que se ha convertido la masculinidad de él es el poder. La recompensa por eso en lo que se ha convertido la feminidad de ella es, solamente, la seguridad que el poder de él puede otorgarla. Si él tuviera que rendirse a eso en lo que se ha convertido la feminidad de ella, se rendiría a una repudiable incompetencia. Si ella tuviera que adquirir eso en lo que se ha convertido la masculinidad de él, participaría en intolerables exigencias. Ella se marchita bajo la trivialidad de su propia feminidad. Y el mundo gime bajo los terrores de la masculinidad de él.

El interpreta el papel masculino. Ella interpreta el papel femenino.
¿Cómo se sale de aquí?

(Theodore y Betty Roszak)
Uno de esos motivos por los que merece la pena tener ojos.

miércoles, diciembre 08, 2004

Palabras textuales del "prestigioso" Jiménez Losantos en referencia a los Príncipes: «¿Es normal que a la hora de comer con alguien en Barcelona sólo coman con los chicos del PSC? ¿Qué pasa, que no hay intelectuales de derechas o es que les da asco a los Príncipes de Asturias? Porque claro, siendo Príncipes de Asturias, lo suyo es tratar con el mundo marginal, con el hampa».

No los deja muy bien que digamos, y que decir de como nos deja a los asturianos. La Casa Real estará muy indignada, pero yo más. Nunca me cayó bien este periodista "marginal", y creo que el Principado de Asturias debería declararle persona non grata. Es que... no sé, en serio... sigo sin acabar de entender que quiere decir con esta frase "Porque claro, siendo Príncipes de Asturias, lo suyo es tratar con el mundo marginal, con el hampa". Si alguien me lo pudiese aclarar...

martes, diciembre 07, 2004

Si Consideramos

si consideramos lo que puede verse:
motores que nos vuelven locos,
amantes que acaban odiándose,
ese pescado que en el mercado
mira fijamente hacia atrás adentrándose en nuestras
mentes,
flores podridas, moscas atrapadas en telarañas,
motines, rugidos de leones enjaulados,
payasos enamorados de billetes,
naciones que trasladan a la gente como peones de
ajedrez,
ladrones a la luz del día con maravillosas
esposas y vinos por la noche,
las cárceles atestadas,
el tópico de los parados,
hierba moribunda, fuegos insignificantes,
hombres suficientemente viejos como para amar la
tumba.

Estas y otras cosas
demuestran que la vida gira en torno a un eje podrido.

Pero nos han dejado un poco de música
y un póster clavado en el rincón,
un vaso de whisky, una corbata azul,
un delgado volumen de poemas de Rimbaud,
un caballo que corre como si el diablo le estuviera
retorciendo la cola
sobre la hierba azul y el griterío
y después, de nuevo, el amor
como un coche que dobla la esquina
puntual,
la ciudad a la espera
el vino y las flores
el agua corriendo a través del lago
y verano e Invierno y Verano y Verano
y de nuevo Invierno.

(Ch. Bukowski)


Si consideramos los que hace años nos dejó escrito el gran Chinaski veremos que poco ha cambiado la cosa. Si consideramos los maravillosos remedios que propone para sobrellevar mejor este mundo veremos que tampoco. La música, la poesía, ese vaso de whisky y el amor...

domingo, diciembre 05, 2004

Fin de semana de estudio y estoy escuchando El Larguero, en directo, en casa. Entre eso y que se hace de noche a las 4 de la tarde, parece que es la una de la madrugada. Con la Davis y las bombas en las gasolineras, que todo obliga a estar al tanto, se siente uno como en casa. Por cierto, que de la final de la Copa Davis, en USA ni se enteran. Ni saben que la juegan.